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Alejandra Rubio ha heredado muchas cosas de su madre, Terelu Campos; de su padre, Alejandro Rubio, y también de su tía, Carmen Borrego, y hasta de su abuela, María Teresa Campos. Sin embargo, la corrección política ante las cámaras de los reporteros que buscan sus declaraciones por la calle es algo que a veces se le critica. Aunque muchas veces se muestra educada, atenta y hasta risueña con los periodistas, en varias ocasiones ha recibido tirones de oreja, incluso de su propia tía, para que intente evitar tensiones innecesarias. Sin embargo, la que ha decidido no echárselo en cara, y hasta defenderla, ha sido otra periodista, Pilar Vidal, que ha sido muy clara: "Algún día está menos simpática, pero da igual porque se lo puede permitir".
La colaboradora de 'Espejo Público' e 'Y ahora Sonsoles' pasaba recientemente por el podcast de Arnáu Martínez, 'Chico de revista', donde hacía un repaso a su vida profesional, revelaba momentos felices y tristes de su vida personal y contaba también muchas anécdotas vividas. Pero lo que más llamó la atención fue lo que dijo sobre las Campos, y especialmente sobre Alejandra: "Las conozco a todas y son diferentes. Juntas son una bomba de relojería, incluso entre ellas también. Querer compararlas es el gran error: Alejandra es Alejandra, en solitario. Ha mamado de ellas cada cosa que ha querido, se ha quedado con un poco de cada una y ha decidido ser ella misma. Hasta que la gente no entienda eso, creo que no la van a entender ni la van a comprender", se sinceraba Pilar Vidal, que también ha pasado por las páginas de Diez Minutos.
Pilar Vidal califica la actitud de Alejandra Rubio
Respecto a si a veces no está muy simpática lo tiene claro: "¿Cometerá algún error? Seguro; ¿algún día estará menos simpática? Probablemente. Pero da igual, porque se lo puede permitir ahora". Unas palabras que sorprendían al entrevistador, pero tenía su motivo: "Lo debe hacer, porque si no sería falsa, sería antinatural. Dirían 'mira, lo hace como la madre, es una copia de la madre, quiere imitar a la abuela'... jo, para una tía que es espontánea, natural, con sus defectos y virtudes como tenemos todos... chico, dejémosla vivir", añadía.
Y es que, al final, Alejandra no deja de ser una chica joven que está buscando su sitio en un mundo complicado como es la televisión, intentando balancear el peso de su linaje con tener personalidad propia: "Insisto, yo se lo perdono todo porque tiene 25 años. A veces le he dicho 'relájate', o le he mandado mensajes diciéndole "tranquilízate'. El día que murió su abuela era un momento muy complicado. Yo decía 'le va a dar algo'. Pero lo hizo muy bien, fue muy cariñosa. Creo, a veces, que hay que confiar y dejar que la gente se equivoque, se levante, se vuelva a caer... eso es lo que ella quiere hacer. Obviamente no reniega de su apellido, pero te digo yo que no pide consejos ni a su madre, ni a su tía... Son seres independientes unidos por la sangre, pero ya está".
