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'Felicidad' y 'orgullo' son dos palabras que toda madre quiere sentir viendo a sus hijos triunfar en la vida, y la infanta Cristina ha sido esa madre este pasado 30 de octubre, al vivir en primera persona el hecho de que su primogénito, Pablo Urdangarin (24), esté cumpliendo su sueño: llegar a jugar en la Selección de balonmano de España. Pablo, que recientemente ofrecía una de sus entrevistas más sinceras hablando de su meteórica carrera y también de sus padres, llevaba tiempo persiguiendo que el seleccionador, Jordi Ribera, le llamara para convocarle para jugar con 'la Roja' de Balonmano. Y, por fin, esa llamada se produjo, y este pasado jueves pudo debutar tras conseguir en el Granollers un palmarés de récord, al que siguió sumando goles este jueves, anotando 2 tantos que ayudaron al equipo español a ganar con un resultado de 30-34 contra Suecia. Y allí, desde un palco, le miraba (y admiraba) su orgullosa madre.
Pablo Urdangarin solo lleva unos pocos años dedicándose profesionalmente al balonmano (primero jugó para el TSV Hannover Burgdorf en Alemania; en 2019 fichó por el Nantes (Francia); luego vino a España para jugar en el Barça, y ahora está feliz tras fichar en 2023 por el Granollers), para lo que primero tuvo que hacer malabares estudiando después de que sus padres le pidieran que tuviera un plan B. Lo hizo: estudia 'Sports Management' ('Gestión deportiva'), pero él tenía claro su objetivo: no solo seguir los pasos de su padre en el balonmano, sino hacerse su propio hueco como jugador profesional. De momento, lo de jugar con la Selección ya lo está cumpliendo, y quién sabe si en un futuro, si sigue todo igual de bien, podrá ir a los próximos Juegos Olímpicos, que se celebrarán en Los Ángeles (EEUU) en 2028.
El apoyo de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina a su hijo Pablo en el balonmano
Pablo ha reconocido abierta y públicamente que el apoyo de sus padres, y también de su novia -Johanna Zott- ha sido fundamental para llegar a estar donde está. Un lugar en el balonmano reservado solo para unos pocos, y que ha conseguido por méritos propios, aunque lo suyo le ha costado: de hecho, salió a la luz que, una vez que Pablo vio que le iba bien en este deporte, tomó la decisión de 'restar' tiempo a sus estudios para dedicárselo a entrenar y a los partidos, algo que a su madre no le debió de hacer demasiada gracia: cambió la universidad presencial por la de a distancia, algo que le ha servido para desahogar su agenda y poder viajar por el mundo cuando le han requerido.
A pesar de todo, las imágenes que nos ha dejado su debut en Estocolmo hablan por sí solas: él está feliz de hacer lo que le gusta, y la infanta Cristina no pudo esconder su orgullo al ver a su hijo triunfar y cumplir sus metas a pesar de los sustos, que no dejan de ser gajes del oficio. Él mismo, tras partirse el labio hace unos días jugando, le restó importancia: "Estoy bien. No he necesitado puntos. Esto se cura solo", dijo ante la Prensa tras reaparecer con un apósito en la boca.















