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Han pasado 16 años de la muerte del afamado empresario menorquín Juan Ignacio Balada Llabrés, pero su herencia sigue dando que hablar a día de hoy. Con su fallecimiento en el año 2009, y su posterior apertura del testamento ante notario, llegó la sorpresa, y es que en lugar de dejarle su fortuna a sus familiares, tomó la decisión de hacerlo con la Familia Real: alrededor de 10 millones de euros (repartidos entre viviendas, solares, la histórica farmacia de su madre y fondos financieros) fueron a parar a las manos de Felipe, Letizia, sus hijas, Leonor y Sofía, y sus 6 sobrinos, los hijos de la infanta Elena (Victoria Federica y Frilán) y los de la infanta Cristina (Juan, Pablo, Miguel e Irene).
Esta herencia se convirtió en un quebradero de cabeza para Zarzuela, que no sabían muy bien que hacer con ella. El testamento estaba claro: el 50% debía destinarse a una organización con fines sociales, y el otro 50% estaba repartido entre los miembros anteriormente citados: el 25% para los Reyes (que por entonces eran aún Príncipes de Asturias) y el otro 25% restante entre los 8 primos. Felipe y Letizia decidieron renunciar a su partición personal y la incluyeron en la que finalmente se destinó a lo que luego sería la Fundación Hesperia, creada en 2010 para la investigación de enfermedades raras y la inserción de jóvenes discapacitados en el mercado laboral. Sin embargo, lo que era todo un misterio es qué harían los 8 primos, y ahora se ha sabido lo que, de momento, han hecho Leonor y Sofía ahora que ya son ambas mayores de edad: renunciar a su parte (un 3,12% cada una de la herencia total, algo más de 300.000 euros).
La transparencia en las cuentas de la Casa Real ha sido algo que han llevado a rajatabla desde que Felipe fue proclamado Rey en 2014, y su portal de transparencia hasta incluye un listado de regalos que cada año les llegan al Palacio de la Zarzuela tanto a los Reyes como a sus hijas. En este listado se incluyen los que han aceptado, porque hay otros a los que renuncian. Ahora está por verse, tras la decisión de la princesa y la infanta, qué harán sus primos, pues ya son todos mayores de edad y tendrán que decidir si quedarse con su parte o renunciar a ella.
El origen de la fortuna que heredó la Familia Real del empresario Juan Ignacio Balada Llabrés
El millonario empresario no procedía de una familia rica, ni mucho menos. Su padre regentaba un cine en Menorca, y su madre fue la primera farmacéutica de la isla. Llevado por su pasión por la música, Juan Ignacio se marchó de joven a Barcelona a ganarse la vida como pianista, pero al morir su madre volvió a Menorca para encargarse de la farmacia. Con el dinero que iba ganando fue haciendo inversiones aquí y allá, y poco a poco fue amasando su fortuna hasta convertirse en uno de los empresarios más ricos de la isla balear. A su muerte, sus propiedades sumaban más de 10 millones de euros. Sus familiares más cercanos eran dos primas, pero no quiso dejarles nada porque, según decía, ya tenían mucho dinero. Finalmente, tomó la decisión de dejárselo a la Familia Real, y a día de hoy Felipe y Letizia no solo han puesto a disposición de un buen fin su dinero, sino que además son presidentes honoríficos de la Fundación Hesperia.
