La reina Máxima de Holanda nos tiene acostumbrados a mostrar su faceta más formal, siempre de 'punta en blanco' con trajes elegantes e impecable. Pero su naturalidad traspasa fronteras y no duda en sacar su lado más divertido cuando se le presta ocasión. Y así lo ha hecho en su última aparición pública.
Máxima ha asistido a la celebración del 300 aniversario de la cervecería Baviera, donde no ha dudado en visitar la fábrica y vestirse de la guisa necesaria: ¡Fuera tacones y glamour! ¡Hola naturalidad! Se ha plantado una redecilla, una bata de color naranja, zapatillas blancas y gafas de seguridad para descubrir cómo se hace la cerveza. Un 'look' totalmente distinto al habitual que escondía el verdadero estilismo que había elegido para la ocasión.
Eso sí, después de visitar por dentro la cervecería Bavaria en Lieshout, Países Bajos, se quitó el atuendo y disfrutó de la jornada... ¡Probando la cerveza!
Aquí ya pudimos ver su estilo elegante, con el que siempre causa sensación. Ha lucido un vestido azul con transparencia en el pecho de largo midi ajustado para realzar su figura. A conjunto escogió un abrigo azul en el mismo tono y una gran pamela, uno de los complementos favoritos de la Reina, que luce en numerosas ocasiones.
Fue recibida con un gran ramo de flores y todos sus seguidores la esperaban con banderas y aplausos. La reina Máxima aprovechó para saludar a los asistentes y compartir unos momentos con ellos, sin dejar, ni un minuto, la sonrisa de lado.
Una jornada de lo más divertida que llega solo días después de que Máxima diera un susto a sus seguidores teniendo que ser intervenida en el hospital. En el Día del Voluntariado de los Países Bajos, canceló toda su agenda por tener que ser sometida a una "pequeña cirugía", tal y como se transmitió a través de un comunicado oficial por parte de la Casa Real Holandesa, y todo por un juanete en el pie, tal y como han revelado en el programa de televisión local 'RTL Boulevard'.