Una boda llena de renuncias
Aunque se comprometieron en secreto, la Familia Real británica no lo vio con buenos ojos debido a la juventud de la princesa, 20 años. No obstante, Jorge VI les dio su bendición no sin que antes Felipe tuvo que renunciar a su nacionalidad, religión y apellido, adoptando el materno (Mountbatten), así como a sus derechos de sucesión de Dinamarca y Grecia.
La pareja se casó el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster. Ese mismo día, el Rey dio a Felipe el tratamiento de Su Alteza Real y lo nombró Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón Greenwhich.