En los meses previos a la agresión que Rocío Carrasco sufrió por parte de su hija la situación ya era insostenible. Claro ejemplo de ello es uno de los episodios que vivió a principios de 2012, cuando la hija de Rocío Jurado recibe una llamada de su abogado en la que le comunica que Antonio David ha interpuesto una demanda de modificación de medidas para quedarse con la custodia de Rocío Flores. En el informe que presenta su ex se la acusa de maltratar a la pequeña. “Ella tiene una conmigo muy gorda y termina diciéndome: ‘Rociíto, el día que yo vaya a hablar delante de un juez te vas a cagar’. En ese momento no hilo, pero ella ya sabía que se ese procedimiento ya está puesto”, recuerda la presentadora que pasó un día antes de que se enterara por parte de su abogado de la existencia de la demanda.
“Era una niña que ya tenía una edad determinada y que había narrado hechos horrorosos, como que yo la llamaba gorda, que yo la castigo y que no le doy de comer, que no la quiero, que le doy un bofetón. Narra situaciones que son totalmente falsas en las que vuelve a seguir el patrón paternal [...] Cuando el juez llama a Rocío tenía que hacerme a la idea de que mi hija ya no venía más conmigo”, afirma Carrasco.
Sin embargo, la demanda interpuesta por Antonio David no prospera, algo que supone un momento agridulce para la madre de Rocío Flores. “Cuando salimos de ese juzgado, si hubiesen podido entre todos me hubieran matado [...] Cuando soy consciente de que la niña se vuelve para casa me entra pavor. Salí llorando no de felicidad, si no de temor, de pánico, de angustia. Yo le decía a mi abogado: ‘No me puedo llevar a la niña’. La niña ya había sufrido con anterioridad algún episodio de hacerse daño a sí misma”, sostiene.
Durante el trayecto a casa, según el relato de su madre, la niña no articuló palabra alguna, pero cuando llegaron al domicilio se puso a gritarle a su hermano, una actitud que Carrasco no quiso dejar pasar por alto. “Entro en ese dormitorio y le digo: ‘Deja a tu hermano en paz’. Ella empieza a increparme. Me dice: ‘Que sepas que en septiembre no me trae ni un juez ni tu madre ni tu padre, que están bajo tierra, maltratadora”, recuerda la esposa de Fidel Albiac. “Rocío empezó a decirme: ‘¡Venga, pégame! No tienes huevos, Rociíto’. Se echaba encima y me daba con el hombro. Hay una agresión que ella me hace con un cuchillo. Yo lo único que quería era hacerle ver a ella que eso no podía ser de ninguna de las maneras. En Menores dije que había sido sin intención porque no quería ser la culpable de que le cayeran más cosas”.
A su vez, recuerda un día que encontró a su hija fumando en la habitación, y cuando la abroncó por su actitud, esta apagó el cigarrillo en el colchón y le dijo de manera desafiante: "La próxima vez lo hago contigo y quemo la casa contigo dentro". Unos insultos que intentó ocultarle siempre a Fidel Albiac, con quien Rocío Flores mantenía en esos momentos una buena relación según ha desvelado su madre.