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Marta Riesco es hoy una mujer nueva. Hace justo un año, la periodista vivía uno de los momentos más duros de su vida cuando se rompió definitivamente su relación con Antonio David Flores, un amor por el que Marta lo había apostado todo, tanto que llegó a perder su trabajo en 'El programa de Ana Rosa', un puesto de reportera en el que llevaba casi seis años y que tantas alegrías le había dado. La periodista y Antonio David parecían la imagen de la felicidad y habían antepuesto su relación por encima de todo, pero el 20 de abril de 2023, Marta comunicaba en sus redes la ruptura. A partir de ese momento, Marta vivió un auténtico calvario por el que llegó a recibir tratamiento psicológico.
Un año después, la periodista abre su corazón y reconoce que se arrepiente de todo. "Cambiaría absolutamente todo. Me arrepiento de haberme enamorado de alguien que me ha dejado tirada como una colilla", cuenta en una entrevisa a ABC. En la que también desvela que estuvo a punto de poner fin a su vida. "Cuando conocí a Antonio David, alquilé un ático, y cuando me despidieron, me quedé sin nada, sin ingresos. Me asaltaron muchas preocupaciones, llegando incluso a pensar en tirarme desde la terraza. No veía salida; había perdido mi trabajo y mi reputación estaba por los suelos. Fue una auténtica pesadilla", se sincera Marta.
Marta reconoce que su relación fue "tóxica" por ambas partes y no hay vuelta atrás. Ha sacado una clara lección de todo lo que vivió: "No hay amor que debas poner por encima de tu profesión, tu familia, tus amigos, tu carrera o tus sueños". En ese momento estaba tan 'ciega de amor' que tampoco escuchó los consejos de sus jefes, como el de Ana Rosa Quintana. "Cuando le comenté a Ana Rosa sobre mi relación con Antonio David, ella me advirtió 'no lo hagas'. Debería haberle hecho caso", se lamenta la periodista, que ha volcado en su faceta de influencer, contando su día a día a sus casi 200.000 seguidores. "Todo el mundo me aconsejó que dejara las redes sociales, que estaban afectando negativamente a mi salud mental. Fue una especie de terapia para mí. Poco a poco comencé a compartir lo que me estaba sucediendo y, a medida que mis seguidores y las visualizaciones aumentaban, las marcas comenzaron a fijarse en mí", confiesa.
