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Los últimos meses en la vida de Manu Tenorio no han sido nada fáciles. Después de que confesara a la Prensa un problema con los inquilinos que tenía en su casa de Sanlúcar de Barrameda, el artista se paseó por varios plató denunciando tener unos supuestos inquiokupas. Sin embargo, poco a poco fueron saliendo nuevas informaciones en las que su versión empezaba a desmontarse: al parecer, sus inquilinos estaban pagando religiosamente su alquiler, pero lo estaban pagando a Hacienda debido a unas presuntas deudas que tendría el cantante con la Tesorería. Él se defendió de todo, y en más de una ocasión se le vio perder los nervios en directo, o incluso echarse a llorar en plena calle. Una actitud que entonces podría explicarse por el nerviosismo y lo serio del problema, pero que ahora tiene otro motivo que él mismo ha sacado a la luz: la depresión que estaba travesando.
Era este miércoles 12 de febrero cuando Manu pasaba por el programa 'Y ahora Sonsoles' y le explicaba a Sonsoles Ónega cómo se dio cuenta de que algo no estaba bien: "Mi mujer me dijo que esto ya no era normal", empezaba relatando. "Algo ya determinante, el verdadero chivato que hay de que tú tienes una depresión, según mi experiencia, aunque yo no soy médico ni mucho menos, es cuando tú terminas tus obligaciones pero tú sólo quieres meterte en la cama", contaba con pesadumbre. "Cuando quieres apagar las luces y te estorba el sonido... cuando alguien te habla y sólo el sonido ya te estorba, es el chivato de que tú no estás bien. Estás en un momento muy vulnerable de tu vida. Cualquier cosa que te pase se te hace bola, te cuesta trabajo enfrentarlo y estás sin ganas para hacer nada en la vida", añadía.
Manu Tenorio se sinceró sobre su depresión con Sonsoles Ónega
Una sorprendida Sonsoles -a la que también le confesó recientemente que le había diagnosticado un TDAH- le preguntaba qué hizo para ponerle remedio: "Lo primero es reconocerlo". "Hay una cosa que quiero reconocer, y es que cuando tú dices que tienes depresión todo el mundo te dice 'pero si tú estás muy bien, tú no tienes motivos. Eso es un error de cajón, porque esa persona está muy sensible, y si tú le entras con una energía tan frontal, no le ayudas, haces que el caracol se meta en su caparazón", señalaba con una metáfora muy acertada. "Si tú machacas a alguien, no vas a hacer que se abra", añadía.
Aún así, y después de reconocer que ha ido al psicólogo para ponerse en manos de profesionales, tampoco lanza las campanas al vuelo: "No sé si estoy curado, pero estoy mucho mejor que hace unos meses", afirmaba.
