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La ruptura de Irene Rosales y Kiko Rivera ha sorprendido a propios y extraños, no porque para algunos no fuese esperable -pues han superado numerosas crisis, como las adicciones de él, las desavenencias familiares de Kik0 con su madre y con su hermana, o sus muchos problemas económicos-, sino por haber ocurrido en un momento en el que parecía que todo estaba bien y estable. Sin embargo, el desgaste de la pareja en los últimos años llegó a un punto de no retorno en el que ambos decidieron que, antes de hacerse daño, era mejor tomar caminos separados, y así lo confirmaron los dos en sendos comunicados. Ahora Irene se ha quedado con las niñas -Ana y Carlota- en la casa de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) a la que se mudaron en 2021, y ha sido Kiko el que se ha mudado, temporalmente a casa de un amigo hasta que encuentre un sitio en el que establecerse. No obstante, las últimas imágenes que han visto la luz de Kiko Rivera dejan claro cómo está la relación del DJ con su ex.
Con un nada discreto chándal rojo y a lomos de su moto, el hijo de Isabel Pantoja se ha dejado ver entrando en la que era su antigua casa este martes por la mañana, después de que el lunes se le viera también entrando y saliendo con cajas, con lo que demuestra que su mudanza es una realidad, pero también demuestra otra cosa, y es la buena relación y la confianza que sigue quedando en la expareja. De hecho, tanto Irene como Kiko quisieron dejar muy claro al confirmar su separación que ambos se seguirían viendo y llevando bien por sus dos hijas en común, y que Kiko pueda entrar y salir con total libertad es buena prueba de ello. Irene, por su parte, ha sido discreta sobre esta visita y no ha querido pronunciarse cuando los reporteros le han preguntado por ella.
Kiko Rivera e Irene Rosales estarían a punto de firmar el divorcio
Aunque la noticia se conoció hace algunos días, las informaciones que fueron saliendo posteriormente dejaron claro que la pareja había roto hacía semanas, por lo que, cuando la noticia vio la luz, ellos ya llevaban tiempo acostumbrados a su nueva situación, haciendo vidas separadas, y les había dado tiempo también a avisar a sus amigos y familiares más cercanos para que no se enteraran por la Prensa. Lo último que se ha sabido es que sus abogados ya tienen preparado un preacuerdo de divorcio, por lo que la disolución definitiva y oficial de su matrimonio de 9 años será una realidad muy pronto.
