Tras la grabación de Maestros de la Costura 3, en el que anuncia que habrá alguna sorpresa final, Raquel espera a que surjan otras propuestas televisivas. “Me gusta mucho presentar”, dice. Mientras, está volcada en un proyecto de cuentos infantiles y en la producción.
¿Contenta con la temporada?
En esta entrega, los aprendices se han preparado más. Hay que destacar su perfil creativo, aunque a Lorenzo no le vendes cualquier cosa, y si es moderno, menos. Es una edición que ha derribado todos los estereotipos.
Y los jueces parecen menos exigentes y tranquilos...
Ellos tuvieron un idilio con la televisión. Ahora ya han perdido la vergüenza y se han vuelto más locos, sobre todo Caprile. María y Palomo están más sueltos, algo que me ha permitido a mí dedicarme más a los aspirantes. Esta temporada la he disfrutado plenamente.
Estás mucho más cerca de ellos...
Soy su confidente, y como cosen mejor, pues todo ha ido más rodado. Muchos de ellos venían con asignaturas pendientes con la vida, y a mí me ha tocado apoyarles. Algunos han llorado en mis brazos. He vivido momentos surrealistas y de alto voltaje, como cuando nos visitó Tamara.
¿Los aspirantes han sabido hacer prendas sostenibles?
Ellos han tenido que hacer un esfuerzo, y el concurso también, pero les ha dado soluciones, como no gastar por gastar y reutilizar y reciclar la ropa. Yo tengo mucha conciencia en ese sentido y lo transmito en mi entorno.
¿Y se te da bien coser?
No mucho. Arreglo alguna prenda de mis hijos, algo sencillo, pero no tengo nociones de costura como para hacerme un vestido.
¿Qué proyectos tienes ahora?
Esperando propuestas, pero yo no paro nunca. Estoy con un proyecto interesante de cuentos para niños y produciendo un documental.