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No hay edición de 'MasterChef' que no venga con polémica, y esta novena entrega de la versión 'celebrity' no ha sido menos. La marcha de Rubén Ochandiano ha traído cola, y aunque el programa suplía su salida repescando a Cristina Cifuentes tras su eliminación por culpa de un plato de pasta, los motivos detrás de este abandono voluntario han provocado, de nuevo, críticas al jurado y a la organización. Y este pasado lunes la quinta emisión de la temporada no ha estado exenta de controversia, no sólo por la doble expulsión por sorpresa, sino por las duras condiciones a las que exponían a los concursantes por elaborar una receta en la prueba de exteriores.
La producción del programa se trasladaba nada menos que a Cascais, una bonita ciudad cercana a Lisboa, con un importante reto: que los concursantes VIP españoles convencieran al jurado de la versión portuguesa del programa con sus platos -Pedro Pena, Óscar Geadas y Teresa Horta-. La prueba, que en principio parecía sencilla, no lo fue tanto por culpa de las condiciones: varios de los platos hubo que cocinarlos con fuego vivo, pero el fuerte viento que soplaba en la zona, y el intenso calor -el programa se grabó en pleno verano- no ayudaban a facilitar el trabajo, pues las cocinas estaban dispuestas de tal manera que el humo y las cenizas se les venían encima a los cocineros. Los capitanes de ambos equipos se quejaban abiertamente: "Así es imposible cocinar", decía Francis Lorenzo. "Qué calor...", añadía María León.
Tras un rato cocinando, llegaba el cambio de cocinas, que aún no se había producido en esta edición, motivo por le cual reunían a todos los concursantes: "Estamos con muchas hogueras y con un viento constante hacia ellos, se están ahogando. Tiene mucho mérito cocinar como lo están haciendo", decía Jordi Cruz. Sin embargo, el jurado, impasible, no valoró parar la prueba a pesar del riesgo de ahogo e intoxicación: "Casi me mareo, no puedo más", se quejaba Hiba Abouk -que recientemente protagonizaba un bonito y sincero momento muy personal- entre toses.
Los concursantes se negaron a cambiar las cocinas, pues el humo y los rescoldos daban más en una que en otra, pero la última palabra la tenían Francis y María, capitanes de cada equipo. Tras reunirse y ver cómo iban las recetas de cada uno, finalmente accedían, y aunque les costaba arrancar con las recetas a medias, terminaron poniéndose al día y sacar los platos. "No sabemos por dónde nos sopla el viento, pero sí el humo, en toda la cara", decía Marina Rivers, que ya decidía tomárselo con humor. Al final, la prueba se saldaba, con mucho agobio y mucho estrés, con un claro vencedor: el equipo azul por no quejarse por el humo. Sin duda, una polémica más que se suma a la ya larga lista de controversias del 'talent' culinario.
