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Leonor de Borbón vive un día lleno de emociones en el que ha quedado patente la buena relación que mantiene con su padre, Felipe VI, a quien considera su modelo a seguir como heredera de la corona. El cariño es mutuo y así ha podido verse cuando el Rey ha colocado bien el pelo a su hija en el Congreso de los Diputados. Tras jurar la Constitución y presidir el desfile de los tres ejércitos desde la escalinata del Congreso, la princesa de Asturias ha recibido el collar de la Real Orden de Carlos III en el Palacio Real. Se trata de la más alta distinción de orden civil que existe en España. Y su padre ha sido el encargado de imponerle la condecoración. Tras este emotivo momento, Leonor ha pronunciado su primer discurso y lo ha hecho mostrando su compromiso "solemne, formal y públicamente con nuestros principios democráticos y con nuestros valores constitucionales, que asumo plenamente". También ha recordado las palabras que le dijo su padre cuando le entregó el Toisón de Oro.
Leonor ha pronunciado un discurso impecable, con guiños a su padre, como las palabras que le dijo cuando le entregó el Toisón de Oro. Una dicción perfecta, con miradas a su familia de los que buscaba, y encontraba, complicidad. Su respiración, acelerada, era uno de los signos más visibles de su nerviosimos.
A continuación reproducimos el discurso íntegro que ha pronunciado la princesa heredera.
Discurso íntrego de Leonor de Borbón
Quiero agradecer al señor Presidente del Gobierno y a las señoras y señores ministros que me hayan ofrecido el Collar de la Orden de Carlos III, una distinción tan vinculada al servicio del Estado y a nuestra monarquía parlamentaria. Desde hoy incorporo su valioso lema —virtud y mérito— a mi condición de Princesa de Asturias y heredera de la Corona.
Gracias también, Sra. Presidenta del Congreso de los Diputados y Sr. Presidente del Senado, por concederme las medallas de las cámaras que me unen, desde este día tan trascendente, a las instituciones que representan al pueblo español, titular de la soberanía nacional.
Majestades, autoridades.
Al cumplir hoy 18 años, y alcanzar la mayoría de edad, he prestado el juramento previsto en nuestra Constitución. He jurado desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas, así como fidelidad al Rey.
Me he comprometido solemne, formal y públicamente con nuestros principios democráticos y con nuestros valores constitucionales, que asumo plenamente. Y he contraído una gran responsabilidad con España ante las Cortes Generales, que espero corresponder con la mayor dignidad y con el mejor ejemplo.
He prestado, además, juramento de fidelidad al Rey. No sólo a su persona, sino también a lo que la Corona simboliza y representa: la unidad y permanencia de España. Recuerdo muy bien lo que mi padre, el Rey, me dijo cuando me impuso el Toisón de Oro: "Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola, servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional". Son palabras que en todo momento tendré muy presentes.
Con ese espíritu y con gran sentido del deber conduciré mis actos en todos los ámbitos de mi vida atendiendo siempre a los intereses generales de nuestra Nación; observaré un comportamiento que merezca el reconocimiento y el aprecio de los ciudadanos; y cumpliré con mis obligaciones con total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona junto al cariño y apoyo de mi familia.
Me debo desde hoy a todos los españoles, a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad. No hay mayor orgullo. En este día tan importante –que voy a recordar siempre con emoción– les pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en nuestro futuro, en el futuro de España. Muchas gracias.
