Los Duques de Cambridge han puesto en pausa sus vacaciones de verano para participar en un evento solidario: la regata de la King's Cup, es decir, al Copa del Rey de vela. La cita ha tenido lugar en Cowes, en la isla de Wight, y se trata de una competición totalmente solidaria. En ella, participan ocho embarcaciones, y Kate y Guillermo se han convertido, por un día, en rivales. Son ellos quienes patrocinan a las organizaciones que representa cada embarcación. Así lo explica el Instagram oficial de Kensington Palace. Los Duques han tenido que hacer algún cambio en su agenda oficial ya que la cita estaba prevista para este próximo viernes 9; sin embargo, la previsión del tiempo no era buena y de ahí el cambio de fecha.
Kate y Guillermo han pasado unos días de vacaciones en la isla caribeña de Mustique. Un clima que seguro que han echado de menos en esta regata ya que sus atuendos reflejaban el frío y el aire al que se han enfrentado. Sus 'looks' eran los apropiados para esta cita. La duquesa de Cambridge ha llevado unos pantalones azul marino, típicos del ambiente marítimo y una cazadora para refugiarse del frío. Ni siquiera en esta competición Kate se ha quitado su anillo de compromiso, que ha combinado con unos sencillos pendientes en forma de triángulo.
La Duquesa ha mostrado la buena sintonía que tiene con sus compañeros de embarcación; y en la entrega de premios, también con su marido, con quien ha compartido momentos de complicidad. Sin embargo, sus hijos, Jorge y Carlota, les han robado el protagonismo. Los pequeños han estado muy atentos a lo que hacían sus padres desde otro barco. El primogénito de los Duques, siempre sonriente, se ha puesto una gorra marinera para la ocasión.
Por su parte, Carlota, ha demostrado que es más traviesa. Después de bajarse del barco, la única hija de Kate y Guillermo ha sacado la lengua en varias ocasiones, un gesto normal en una niña de su edad, a pesar de que su madre le ha corregido este comportamiento.
Después de este alto en el camino, los Duques retomarán sus vacaciones en Anmer Hall, la casa de verano que les regaló la reina Isabel II con motivo de su boda. Lo más probable es que también visiten Balmoral, residencia veraniega de los Windsor.