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Elena Tablada es una mujer renovada desde que diera carpetazo a su relación con Javier Ungría, y a pesar de su duro divorcio y su cruce de acusaciones públicas, ahora ambos parecen estar en un punto cordial por el bien de su hija en común. Hace unos meses la Justicia le otorgaba a ella la custodia completa de la pequeña, por lo que se mostró muy feliz... pero de lo que no quiere ni oír hablar, por ahora, es de hombres, de relaciones ni mucho menos de bodas. Centrada ahora en sanar su compleja relación con su madre mientras cría a sus hijas, Elena no está para nuevos novios, aunque ella es de las que se entrega en el amor, y a pesar de que no tiene a nadie en el frente, ya ha enviado un mensaje público para el próximo hombre que llegue a su vida.
La modelo ha tenido ya varias relaciones complicadas de las que ha terminado saliendo escaldada, pero eso no significa que esté para siempre cerrada al amor. De hecho, en la presentación de la nueva temporada del espectáculo WAH en Madrid, aclaró que 'le apetece' estar con alguien. Eso sí, tras mucha 'prueba y error', ya está muy segura de lo que quiere y lo que no en una pareja: "Sólo pido empatía. Cuando tienes eso, sabes manejar mucha situaciones en la vida", revelaba, una clara pullita a su último marido, sobre el que desveló que sufría un profundo rechazo hacia su hija mayor, Ella -fruto de su relación con el cantante David Bisbal-.
Elena Tablada, centrada ahora en sanar su relación con su madre
Además, la cosa no quedó ahí: "Ahora mi nivel es mucho más más alto. Es muy difícil, no creo que ahora alguien pueda llegar a él", dejaba claro. Ella ahora sólo piensa en cuidar su salud mental, algo esencial para poder pasar página y perdonar muchas cosas, no sólo de su duro divorcio, sino de su difícil relación con su madre: "Al final he descubierto en mi vida que priorizarme a mí, mi felicidad y mi paz es lo más importante, y lo único que me importa", aseguró recientemente. Por eso quiso hacer un documental, en el que sacó todo el dolor que tenía dentro y se comprometió con su progenitora a cambiar muchas dinámicas que siempre ha considerado algo tóxicas: "A la gente le suele decir que soy una tremenda pesada, que por eso estoy sola, que estoy amargada... a mí ya no me importa que me lo diga porque lo llevo escuchando desde pequeña, pero no me gusta que mis hijas vean que me dice esas cosas", desveló muy triste.















