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Si hay algo que me gusta de mi madre ese es su gusto por la decoración. Un gusto que heredó de mi abuela, su madre, y que lleva escrito prácticamente en todos los rincones de su hogar.
Hace poco tiempo decidió que ese gusto por la decoración le serviría para rendir homenaje a nuestras raíces redefiniendo nuestra casa del pueblo. Una casa heredada, como no podía ser de otra manera, que ahora ha conseguido convertir en nuestro pequeño refugio de paz al que recurrir cada vez que sentimos que la vida nos pesa demasiado.
Este verano me ha vuelto a demostrar que por mucho que los años pasen (ella ya tiene 62) ese gusto no lo pierde, sino que se hace más grande y tiene más raíz. Son muchos los chollos que ha ido encontrando en las rebajas de verano para redecorar gran parte de las estancias, pero todavía tenía pendiente la decoración de la cocina.
Así que ha decidido pasar las rebajas, esperar a estos primeros días de septiembre y encontrar cuatro auténticos chollos en sus tiendas de decoración de confianza (Maisons du Monde, IKEA o Leroy Merlin) que ahora se han convertido en protagonistas indiscutibles de esa cocina de la casa del pueblo.
Jarra de gres blanco y negro, de Maisons du Monde
Todos en casa recordamos con especial mimo los platos blancos con borde azul y rojo que tenía nuestra abuela. Los famosos ‘platos de latón'. Esta es la clara inspiración del diseño de la jarra que mi madre ha conseguido rebajada en Maisons du Monde un 75% (ha pasado de 20 euros a 5).
Lógicamente, está pensada para servir agua y otras bebidas, pero mi madre ha ido un paso más allá y la ha habilitado como el florero perfecto para el centro de la mesa de la cocina cuando no estamos comiendo. Queda ideal.
Porta utensilios Mera de bambú, de Leroy Merlin
Este porta utensilios hecho con madera de bambú es el que recuerda cada vez que lo vemos el estilo rústico que tiene la cocina del pueblo. Ocupa su posición en una esquina al lado de los fuegos para cocinar y da un toque colorido, clásico y muy especial. Lo mejor es que le costó 12 euros y medio en Leroy Merlin y que incluye varias paletas muy útiles.
Colador color hueso, de IKEA
Este colador es, sin temor a equivocarme, una de las piezas más especiales de las últimas compras de mi madre. Es, además de funcional, súper bonito. Recuerda a los coladores de metal que tenían las abuelas (de hecho, es de metal) y tiene un color blanco tan bonito que por sí mismo decora.
Mi madre, como no podía ser de otra manera, lo tiene colgado encima del fregadero así que se ve siempre.
Cesta para frutas y verduras, de Amazon
Estas pequeñas cestas parecen insignificantes pero verlas llenas de amarillo, verde o rojo intensos (de la fruta y la verdura que mi madre coloca dentro) da a la cocina un toque vivo que le sienta fenomenal.
Ella las tiene puestas en la encimera, pero también se pueden colgar. Y como llevan encima una pequeña balda de madera, se pueden colocar otros botes pequeños como las especias.