La pista definitiva; ‘Servir y proteger’

Ni Miralles ni Salgado se dan por vencidos y retoman el caso de Infante. Casi de casualidad se topan con que también tuvo que ver con el asesinato de un capo de la mafia rusa. “El asunto se complica, pero al menos ahora tenemos un hilo del que tirar”, se alegran.

El enfado de Joaquín con Cristina por haberle ocultado su relación con Ángel pasa a un segundo plano cuando recibe una llamada anónima. “Será mejor que la policía se mantenga al margen”, le advierten al otro lado del teléfono. Como la cantidad que le piden es excesiva, solo se le ocurre reunir dinero organizando dos veladas de ruleta.

Por otra parte, cuando Lara detiene a un acosador y le requisa su arma, Lidia se da cuenta de que se trata del mismo modelo que el que maneja Eva. Al tener conocimiento de esto, Quintero exige a su compañera que cese la venta por internet. “Nos expone demasiado”, asegura.

Salgado localiza a Yuri Nabokov, el dueño del restaurante que podría darles información sobre Infante. Aunque en un principio se niega, finalmente confiesa conocer al peligroso delincuente, lo que emociona a los agentes. “Esta puede ser la pista definitiva para atraparlo”, reconoce el inspector, que pretende dar un paso más y que los ayude a elaborar un retrato robot de cómo podría ser el aspecto actual del peligroso hombre.

Mientras, Lidia y Néstor encajan otras piezas y descubren que la mensajería Velasco es una de las empresas que ‘los loneros’ usan para enviar material a Marruecos.

El plazo se acaba y Joaquín no ha logrado reunir la cantidad que le reclaman los secuestradores. “Veinticuatro horas. Ni un segundo más”, le dicen. Sin embargo, su negocio ilegal corre peligro, ya que Carlos tiene abierta una investigación en el hotel Novasur. “Al parecer pueden estar produciéndose actividades ilegales. Esta noche haremos una redada”, comenta con Lara.