Cuando el recién nacido nace, es muy habitual que las familias, sobre todo las primerizas, no paren de observar lo que hace y que, algunos movimientos o reacciones del bebé, sorprendan e, incluso, generen cierta inquietud.

Los bebés tienen ciertos movimientos reflejos involuntarios que son normales y, de hecho, necesarios para mostrar que su desarrollo y evolución es correcto. Es el caso del reflejo de Moro.

¿Qué es el reflejo de Moro?

Generalmente, el bebé presenta algunos reflejos primitivos, como la prensión palmar, la succión y el reflejo de Moro. Los pediatras y médicos prestan especial atención a que estén presentes en el bebé, ya que son reflejos innatos del sistema nervioso central y que estén presentes son indicadores de un correcto desarrollo. Su ausencia puede indicar problemas de desarrollo.

El reflejo de Moro, también conocido como reflejo de sobresalto, es una de las primeras respuestas involuntarias de los bebés y se caracteriza por aparecer cuando el bebé tiene la sensación de pérdida de soporte o al escuchar un ruido fuerte, lo que hace que el bebé extienda los brazos y las piernas y luego los recoja rápidamente en una especie de abrazo. Aparece cuando cambiamos la cabeza del bebé de posición de forma abrupta, cuando el bebé se sobresalta o su equilibrio se altera por algún movimiento brusco.

Este reflejo debe su nombre al pediatra austriaco Ernst Moro, quien fue el primero en describirlo en 1918.

Cuándo aparece y cuándo desaparece el reflejo de Moro

Este curioso y necesario reflejo empieza a desarrollarse dentro del útero, en torno a las 12 semanas y es alrededor de las 30 semanas cuando se considera que debe estar completamente establecido. Es posible que en los bebés que nacen de forma prematura este reflejo no aparezca o sea muy leve.

El reflejo de Moro está presente desde el nacimiento y desaparece después, en torno a los cuatro y seis meses de vida del bebé. Su desaparición es un signo normal del buen desarrollo y maduración del sistema nervioso.

Tal y como explican desde Clínica Universidad de Navarra, "la persistencia del reflejo de Moro más allá de la edad en que debería desaparecer, puede indicar un desarrollo anormal del sistema nervioso. Esta persistencia puede estar asociada con trastornos como la parálisis cerebral o trastornos del espectro autista y, por lo tanto, requiere una evaluación neurológica más profunda".

¿Debemos preocuparnos si el bebé no tiene el reflejo de Moro?

Lo cierto es que el reflejo de Moro es muy importante y su presencia debe evaluarse en los recién nacidos tanto después de nacer como durante los controles rutinarios realizados por el pediatra.

Como hemos indicado, su ausencia o asimetría puede indicar la existencia de problemas neurológicos como lesiones en el plexo braquial, fracturas de clavícula o alteraciones cerebrales. La ausencia de este reflejo puede evidenciar algún problema en el sistema nervioso del bebé y la asimetría en el mismo (es decir, que no se produzca de forma simétrica en ambos brazos y piernas) puede indicar que hay una clavícula fracturada, por ejemplo.

¿Cómo se evalúa el reflejo de Moro?

Es el médico, pediatra o profesional de la salud el que debe evaluar este reflejo. Para ello, suele colocar al bebé en una superficie blanda, sujetar al recién nacido en posición semisentada, levantar su cabeza con cuidado y dejarla caer suavemente hacia atrás para que el bebé tenga una rápida sensación de caída. No hay que asustarse, ya que el médico sujeta de nuevo rápidamente su cabecita. La respuesta del bebé esperada es que extienda de forma simétrica ambos brazos y piernas abriendo los dedos y, después, los vuelva a encoger en un movimiento de abrazo. A veces, también arrancan a llorar ante esta acción.

Si la respuesta es diferente, el pediatra puede pedir pruebas adicionales para determinar si hay algún problema de desarrollo.

Headshot of Cristina Cantudo

Periodista especializada en parenting y familia, educación y salud. También tengo un largo recorrido y disfruto escribiendo sobre belleza y moda femenina.


Me encanta comunicar, contar historias e informar, por eso me decanté por el periodismo, pero también porque disfruto aprendiendo cada día.  


Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y compaginé después mi faceta profesional con el estudio de un máster especializado en periodismo multimedia. Desde entonces he pasado por diversos medios, seguí formándome y amplié mi pasión por el mundo online estando al frente de las webs de revistas como Ser Padres y Mía, entre otras. 


Soy amante de la lectura, la poesía, me encanta viajar, descubrir y, sobre todo, disfruto si mis artículos ayudan a los lectores a solucionar dudas y a hacer su día a día un poquito más ameno y fácil.