El mal dormir de los niños nos quita el sueño, literal y metafóricamente. Cuánto, cómo y cuándo deben dormir los niños es una de las principales preocupaciones de todos los padres y madres. El tema del sueño no genera dudas y malestar solo durante la primera infancia, también preocupa en la adolescencia y en la etapa adulta, por eso, aprender a entender los ritmos y la maduración del sueño desde la infancia es de vital importancia. Gonzalo Pin, médico pediatra y especialista en Medicina del Sueño, ha publicado el libro ‘El sueño es vida. El sueño infantil como nunca te lo han explicado' (Editorial Planeta), una obra que forma parte de la nueva colección 'Lucía, mi pediatra recomienda', de la popular pediatra Lucía Galán.

raquel velasco, lucía galán y gonzalo pin presentando libros
JAVIER OCANA
Raquel Velasco, Lucía Galán y Gonzalo Pin presentando la nueva colección "Lucía, mi pediatra recomienda".

Con esta obra, el experto en sueño infantil trata de “aportar conocimiento para que los padres puedan entender lo que ocurre durante la maduración del sueño, desde el nacimiento, incluso antes, hasta la adolescencia”, factor muy importante ya que, tal y como sostiene Pin, “una vez se entiende cómo funcionan esos procesos, nuestras expectativas se ajustan más a la realidad y podemos disminuir mucho el sufrimiento y especialmente podemos disminuir mucho el medicalizar situaciones que realmente son fisiológicas y normales”. Charlamos con Gonzalo Pin sobre sueño infantil y otros aspectos que afectan al descanso.

En el libro se menciona que en la unidad del sueño en la que trabajas llegan muchos niños mal asesorados con pautas que están desaconsejadas por la comunidad científica. ¿Cuáles son los errores más cometidos?

Gonzalo Pin: “Hay tres temas que a mí me llaman mucho la atención, que es la insistencia en lo que llaman regresiones del sueño y la insistencia en el respeto estricto a ventanas del sueño. El tercero es la culpabilización del entorno; yo creo que nadie quiere hacer daño a sus hijos, en general. El problema parte de que nosotros, como responsables sanitarios, deberíamos tener más papel en la educación sanitaria de las familias y no explicar únicamente qué medicamento hay que dar, sino explicar un poco lo que es la evolución normal del desarrollo neurocognitivo de los niños, no solo en el sueño, sino en la alimentación, en el desarrollo psicomotor, para evitar exceso de preocupaciones y para evitar, insisto, medicalizar lo que no tiene que ser medicalizado. Cuando hablo de medicalizar no digo dar medicamentos, sino considerarlo un problema, ya que eso, al final, genera una disminución del disfrute de la crianza”.

Actualmente, hay mucha información sobre el sueño infantil, sin embargo, sigue siendo uno de los temas que más dudas generan. ¿Qué seguimos haciendo mal o en qué seguimos fallando?

G.P: “Los que fallamos somos los educadores sanitarios, que no somos capaces de transmitir una información adecuada, una información que sea realista y que esté basada en la ciencia médica y en los datos que hoy en día, afortunadamente, tenemos. Yo creo que las familias buscan la información donde pueden y, quizá, los profesionales hemos obviado, en muchas ocasiones, estar presentes donde están presentes las familias ahora, que son las redes sociales, y nosotros tenemos poca presencia, salvo determinadas excepciones. Lo que falta es información de salud pública y esto debería ser algo a lo que, tanto durante la gestación como durante los primeros años de la vida, se debería tener acceso, bien en redes o bien en apps realizadas por las sociedades científicas”.

En el libro hablas de que si los padres tienen hábitos de vida saludables, los hijos duermen mejor. ¿Qué hábitos son estos?

G.P: “Bueno, hay tres cosas. Alimentación, exposición a la luz y a los cambios de temperatura, y actividad física. Hoy sabemos que la crononutrición, que es cuándo como, es muy importante para ese ritmo biológico. Cuándo me expongo a la luz también lo es. Somos la única especie que puede controlar y cambiar las horas de exposición a la luz, hay luz artificial, y es muy importante tener en cuenta que la luz ambiental no es la misma durante las 24 horas del día. El amanecer es una luz cálida, naranja, a la medianoche es blanca, azul, y por la tarde vuelve a ser cálida. Y eso es lo que hemos estado haciendo durante cientos de años. Luego introdujimos los candiles, las fogatas, que eran luz cálida también. Llegó la revolución industrial, Edison inventó la bombilla, que, afortunadamente, nos ha permitido avanzar muchísimo, pero todo tiene sus efectos contrarios. Hay una cosa que se llama contaminación lumínica, que no se tiene en cuenta y solo el 10% de la superficie de Europa hoy en día está libre de contaminación lumínica por la noche, y eso no es bueno, ni para nosotros ni para los animales, porque estamos cambiando la forma de vida de un montón de especies. Habría que cambiar el tipo de iluminación urbana, colocar lámparas que no enfoquen al cielo… Han aparecido LEDs, que son más baratas que las antiguas, y en vez de disminuir el número de lámparas, como son más baratas, donde había 5.000, ponemos 10.000. Esto es una barbaridad. Por todo esto, la exposición a la luz influye mucho en los hábitos de sueño. Y luego está la actividad física: el niño tiene que tener actividad física, tiene que estar más en contacto con la naturaleza. Lo importante al final es que potenciemos el contraste entre lo que es día y lo que es noche, que eso lo hemos perdido un poco, porque ahora estamos más sometidos a luz blanca a última hora del día, con las pantallas y la luz del entorno, que al mediodía, que es cuando deberíamos estar, porque al mediodía estamos en la oficina o en el colegio y no estamos expuestos a la naturaleza. Ese contraste lo estamos perdiendo y como consecuencia dormimos peor. Niños y adultos”.

“La alimentación, la exposición a la luz y a los cambios de temperatura, y la actividad física son hábitos de vida claves para dormir mejor”

Y ¿para qué sirve el sueño y por qué es tan importante conocerlo?

G.P: “Estamos hablando del sueño y no tenemos ni idea de para qué sirve realmente. Sabemos que es como el taller de reparación del organismo. Mientras dormimos, el organismo lo que hace es reparar. Cuando estamos en activo, gastamos energía y esa energía lo que hace es alterar ciertas células y produce “basurillas”. Durante el sueño lo que hacemos es limpiar esas basuras, tanto del organismo como del cerebro, pero estamos descubriendo todo el tiempo para qué más sirve el sueño. El sueño es como los boxes en la carrera de Fórmula 1. Si tú no tienes un buen equipo de boxes y no te prepara bien el coche, no ganas la carrera. Si yo no duermo lo que toca, cuando toca y como toca, mi calidad de vida es peor”.

Si yo no duermo lo que toca, cuando toca y como toca, mi calidad de vida es peor”.

gonzalo pin con su libro
JAVIER OCANA
Gonzalo Pin con su libro.

¿Qué se consideraría normal y qué no en el sueño del bebé durante el primer año?

G.P: “Una de las cosas que han hecho mucho daño es fijar un número estricto de horas. Cada uno de nosotros tiene unas necesidades de sueño diferentes. Yo lo que tengo que hacer es conocer cómo es mi hijo, saber qué necesidades de sueño tiene. Lo importante es que si es un niño corto durmiente, vaya siguiendo en ese carril. O si es un niño que duerme mucho, siga en ese carril. No es saludable para las familias la obsesión por el número de horas. No hacemos ningún favor, porque lo único que se crea con eso son unas falsas expectativas”.

“No es saludable para las familias la obsesión por el número de horas que deben dormir los niños. No hacemos ningún favor, porque lo único que se crea con eso son unas falsas expectativas”

En el libro también hablas de la diferencia entre problemas de sueño y trastornos del sueño. ¿Cuáles serían los más habituales?

G.P: “Entre los trastornos del sueño, los más frecuentes en la infancia son el trastorno respiratorio del sueño (el niño que ronca de manera habitual no estando constipado y tiene apneas del sueño, y eso es importante diagnosticarlo), trastornos del ritmo circadiano (niño que se acuesta muy pronto o se acuesta muy tarde) y alteraciones frecuentes del movimiento durante el sueño, como el síndrome de piernas inquietas o el síndrome de sueño inquieto. Y en cuanto a los problemas con el sueño, yo creo que el problema más importante es la descoordinación entre el momento evolutivo del niño y las ofertas que hacemos del ambiente. Entonces, a veces ofertamos en el ambiente ciertas cosas para las que el niño todavía no está preparado, y eso genera ciertas expectativas. Yo creo que el secreto para disminuir los problemas con el sueño, no los trastornos, es, insisto, conocer cuál es el momento evolutivo y acompañar en esa evolución. No querer ir nosotros por delante. Deberíamos aprender que si dejamos que evolucione su sueño de manera natural, vigilando que no se produzcan alteraciones diurnas, es más saludable. El ‘termómetro’ que nos va a indicar que nuestro hijo tiene un problema con el sueño es el día, cómo funcionan los menores durante el día. Si todos los hábitos del día están organizados y hay problemas en el sueño, se debe buscar asesoramiento “.

¿Cuáles serían las claves principales para entender el sueño de los niños?

G.P: “Leerse el libro -bromea- porque el sueño es muy complejo. Es una realidad biológica, psicológica, social y ambiental muy compleja. Es muy interesante ver que hay varios procesos que influyen en el sueño, que además están madurando al mismo tiempo, y que al madurar se influyen unos con otros, como son los ritmos circadianos, el vínculo o la afectividad…Entonces, las claves serían cuidar esos procesos, conocer cómo es mi hijo y adaptarme a su evolución y consultar con profesionales.

¿Por qué son tan importantes en el desarrollo del sueño infantil los paseos y la siesta?

G.P: “El paseo porque nos expone al aire libre, nos aumenta el contraste día y noche, estamos expuestos a la luz, a los ruidos diferentes. Y todo eso, a nivel sensorial, va favoreciendo el desarrollo del sueño. Y luego, las siestas son muy importantes porque permiten la limpieza del cerebro y lo preparan para seguir aprendiendo al día siguiente. La siesta es un derecho de los niños hasta los 5 años. Cuando un niño se despierta, durante los primeros 15 o 20 minutos tiene un montón de cortisol en sangre. El cortisol es la hormona del estrés, del estar alerta. Entonces, cuando el niño se despierta, transitoriamente tiene un incremento de cortisol porque le prepara para defenderse de lo que ocurre en el ambiente y para aprender a defenderse. Cuando duerme poco, esa subida del cortisol que se produce después de dormir no existe, o es menor, con lo cual está menos preparado para defenderse. Es decir, el sueño es como la rotonda a la que llegan todos los sistemas del niño y el sueño reorienta el tráfico. Entonces, respetar y tener una buena rotonda favorece al tráfico”.

“La siesta es un derecho de los niños hasta los 5 años”

Otro tema que tratas en el libro es el sonambulismo. Siempre se ha dicho que no se puede despertar a un sonámbulo porque es peligroso. ¿Qué hay de cierto en eso?

G.P: “Es cierto. El sonambulismo se produce en el paso de fase M3, fase más profunda del sueño, a la fase A. Es del sueño que llamamos no REM. El sonámbulo es un cerebro durmiendo con un cuerpo semidespierto. Si yo te despierto, te paso del sueño M3 profundo a la vigilia, altero la regulación y no permito esa maduración. Voy a hacer que tus episodios de sonambulismo sean más frecuentes, persistan más en tiempo y, además, puedo producirte una desorientación. Lo más importante cuando tengo un niño sonámbulo es evitar los déficits de sueño, que son uno de los mayores desencadenantes de episodios de sonambulismo, y tener medidas de seguridad, ya que el sonámbulo puede hacer cosas que aprendió automáticamente, puede abrir la puerta y marcharse de casa... hay que tener medidas de seguridad para que no pueda hacerlo, y no hay que despertarlo en absoluto”.

Para terminar, tratemos de entender el sueño del adolescente. ¿Cuáles son las claves para entenderlo y cómo podemos ayudarles a dormir mejor?

G.P: “Hay algunas características que diferencian el sueño del adolescente. Una de ellas es el retraso biológico de la secreción de la melatonina. Eso quiere decir que su reloj biológico se retrasa y tiende a dormirse más tarde. Dos, el aumento de las necesidades de sueño. Un adolescente, por término medio, debería dormir un poco más que el preadolescente. Tres, la sensibilidad a la luz. A última hora del día, el adolescente se hace más sensible a la luz, por lo que estar con la luz de las pantallas, todavía retrasa más su sueño y, al mismo tiempo, es menos sensible por la mañana, con lo cual se despeja menos. Y por último, tiene una gran influencia el ambiente social porque el adolescente tiene la parte del cerebro que mide la afectividad, que es la amígdala, sobredimensionada y la parte ejecutiva, no. Entonces, todo lo que ocurre a su alrededor, como son los horarios académicos un poco absurdos, la cantidad de exámenes, etc., influye en el sueño. Entonces, en realidad, podríamos definir al adolescente como un ser humano con un jet lag social permanente”.

Podríamos definir al adolescente como un ser humano con un jet lag social permanente”

El sueño es vida: El sueño infantil como nunca te lo han explicado (Lucía, mi pediatra recomienda)

El sueño es vida: El sueño infantil como nunca te lo han explicado (Lucía, mi pediatra recomienda)
Crédito: Amazon
Headshot of Cristina Cantudo

Periodista especializada en parenting y familia, educación y salud. También tengo un largo recorrido y disfruto escribiendo sobre belleza y moda femenina.


Me encanta comunicar, contar historias e informar, por eso me decanté por el periodismo, pero también porque disfruto aprendiendo cada día.  


Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y compaginé después mi faceta profesional con el estudio de un máster especializado en periodismo multimedia. Desde entonces he pasado por diversos medios, seguí formándome y amplié mi pasión por el mundo online estando al frente de las webs de revistas como Ser Padres y Mía, entre otras. 


Soy amante de la lectura, la poesía, me encanta viajar, descubrir y, sobre todo, disfruto si mis artículos ayudan a los lectores a solucionar dudas y a hacer su día a día un poquito más ameno y fácil.