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Laura Baena es la Malamadre jefa, Fundadora del Club de Malasmadres y de la Asociación Yo No Renuncio y Malamadre de tres buenashijas. En 2014 creó una cuenta de twitter, @malasmadres, que tenía como objetivo desmitificar la maternidad y romper el mito de "la madre perfecta" y, a raíz de ahí, surgió todo un movimiento que ha unido a miles de mujeres y madres que luchan por alcanzar una conciliación real. Madres que luchan por no tener que renunciar a su carrera profesional, pero tampoco a ver crecer a sus hijos, madres cansadas de los estereotipos que reclaman la necesidad de un nuevo modelo social de madre.
Baena se encuentra inmersa en plena gira 'Malasmadres On Tour la Hora de Cuidarse con DKV', un espectáculo en el que, a través de una profunda reflexión y con el inconfundible sentido del humor que caracteriza a Malasmadres, pretende ser el comienzo de un cambio para todas lanzando un mensaje claro: cuidarse no es un privilegio, sino un derecho de todas las madres.
La gira arrancó con gran éxito en Zaragoza y continúa en Barcelona (15 de mayo), Madrid (13 de junio), A Coruña (26 de septiembre), Valencia (16 de octubre) y Málaga (14 de noviembre) y durante toda ella estará acompañada de dos expertas y amigas, la periodista Cristina Villanueva y la psicóloga Silvia Congost. Una gira que se hace más grande unidas a Atresmedia y que traerá muchas novedades. Las entradas están disponibles en su web y parte de los beneficios obtenidos se destinarán a 'El Teléfono yo me cuido', el servicio de ayuda psicológica que ofrece la Asociación Yo No Renuncio del Club de las Malasmadres.
Charlamos con Laura Baena sobre esta gira, sobre maternidad, conciliación y mucho más.
¿Cuál es el objetivo de esta gira de Malasmadres On Tour que haces con DKV?
Laura Baena: "Realmente llevamos con la gira ya tiempo, la primera vez que salimos fue en 2018, pero con la pandemia tuvimos que parar y la retomamos el año pasado, pero este año para nosotras es como una nueva gira, porque hemos cambiado contenidos, la hemos hecho más grande, vamos a espacios con más Malasmadres, vamos a más ciudades, y se une también al equipo Atresmedia. Esta gira nace con el objetivo de La Hora de Cuidarse y esto está muy conectado a nuestra misión, que al final es ayudar a las Malasmadres en distintas áreas y, una de las cosas que más impacta cuando llega la maternidad, es el autocuidado, que pasa a un segundo, tercer plano. Lo hemos estudiado desde la Asociación Yo No Renuncio y los resultamos mostraban que las madres no se cuidan y las que se cuidan, lo hacen con mucha culpa y llevamos ya cinco años trabajando con DKV con el objetivo de mejorar la salud mental y física de las madres. Hemos hecho muchas cosas: entrenos de actividad física en la pandemia, talleres con colaboradoras psicólogas para trabajar distintas áreas y la parte de la gira, que busca reflexionar, pero con muchísimo humor, regalándoles una tarde para ellas, de Malamadreo y de disfrutar juntas. Después de Zaragoza los mensajes no eran sólo de lo bien que lo habían pasado y que habían desconectado, también de que se llevaban la reflexión de que tenían que cuidarse y priorizarse. Creo que estamos en una sociedad que te dice cómo te tienes que cuidar, que parece que cuidarse es ir al gimnasio o hacerse un tratamiento estético, pero cuidarse es mucho más. Nosotras hablamos desde un autocuidado que es realmente saber qué es lo que quieres hacer, qué necesitas, cómo te sientes y una de las cosas que hablamos en la gira con Silvia Congost, que es maravillosa, es intentar conectar con nuestra niña interior para recordar aquellas cosas que desde niña nos hacían felices, recordar esas partes que con la maternidad hemos dejado a un lado, que echamos de menos y que, a veces, no necesitan tanto tiempo ni tantos recursos económicos, a veces simplemente es ese café con tu amiga que echas de menos o leer un libro o estar un ratito en soledad. También me acompaña Cristina Villanueva, periodista y con ella hablo de la trayectoria de la sociedad y de nuestra misión por la conciliación...reflexionamos un poco sobre todo y abrimos esa pregunta de ¿Quién cuida a las madres? Todo esto va de que hagamos clic nosotras, nos concienciemos y tomemos partido y acción en nuestras vidas, pero también de que la sociedad, el sistema, los gobiernos y las empresas también nos acompañen en este cambio porque si no es imposible, pero todo tratado con mucho humor, ¿eh?".
Estamos hablando de lo importante que es tomar conciencia sobre la necesidad del autocuidado. ¿Por qué sigue siendo una tarea pendiente?
L.B: "Yo creo que aquí juega mucho la sociedad y el sistema productivo que tenemos. Estamos en un momento en que la autoexigencia que tenemos es muy grande, lo que se espera de nosotras, ese mito de la madre perfecta o de la superwoman...Somos una generación de madres agotadas intentando llegar a todo y que, además no podemos decir que estamos agotadas porque lo primero que nos van a decir es "no haber sido madre" o "no te quejes". Necesitamos que se reconozca socialmente la maternidad porque no se reconoce el trabajo invisible que hacen las madres y esa falta de reconocimiento social impacta, por supuesto, en lo laboral, porque no se entiende que tengas que salir a una hora para recoger a tu hijo o que tengas que cuidar cuando tu hijo está enfermo, hace que parezcas menos profesional y no llegas a todo, porque no sólo tienes que ser una madre perfecta y una buena profesional, es que, además, tienes que llevar el pelo planchado, las canas bien, la piel tersa, ir a la moda y descansar, descargarte la última app de fitness...Es una auténtica locura. Me ha costado muchos años entenderlo, pero también me ha costado la necesidad de estar en una situación ahora privilegiada en la que yo soy madre autónoma con mi propio proyecto que emprendí para poder conciliar y, gracias a esa realidad que yo me he construido y que lucho cada día por mantener y desde el privilegio que tengo de tener recursos ahora mismo para poder ir a correr o apuntarme al boxing, pues puedo cambiar la realidad, pero es que la realidad mía no ha sido así siempre y la realidad de las madres no es esa, la realidad es que estás en supervivencia constante y que el autocuidado es un privilegio a día de hoy, no sólo económico, también porque no tenemos tiempo. En varios estudios que hemos hecho se refleja que las madres tienen menos de una hora al día y acaba pasando que el autocuidado se ha convertido en una exigencia más porque no estamos conectando de verdad con lo que queremos, estamos conectando con lo que se espera de nosotras, eso no es autocuidado, autocuidado es lo que a ti te haga sentir mejor y que no sea una exigencia más. Eso es lo que intentamos reivindicar con humor, preguntas y un divertido baile final en esta gira y esa desconexión es la que necesitamos muchas veces".
"Somos una generación de madres agotadas intentando llegar a todo".
Precisamente esa falta de tiempo de la que hablas es una de las barreras que alejan a las mujeres del autocuidado. ¿Crees que tienen también los hombres estas barreras?
L.B: "No tienen estas barreras porque las que cuidamos somos nosotras, es decir, al final en la maternidad hay que hablar de madres y hay que hablar de los cuidados. El problema grandísimo que tenemos en esta sociedad es que los cuidados son femeninos y quien carga con los cuidados de mayores, de menores y el cuidado de la vida somos nosotras, entonces las que tenemos falta de tiempo somos nosotras y las que hemos cargado con esta mochila somos nosotras, encima con una construcción social y cultural de que tenemos que ser nosotras y, si no lo somos, nos sentimos culpables. Los hombres no se sienten culpables, no sienten esa carga porque se nos ha dado a nosotras, por eso, nosotras decimos que hay que reconocer social y económicamente la maternidad, ya que esa es otra barrera y, si no se hace, nunca vamos a poder avanzar, siempre vamos a estar atrapadas en esta cárcel de los cuidados. El gran obstáculo de las mujeres es la maternidad, pero ¿por qué es el gran obstáculo? Porque no hay políticas públicas de conciliación y porque la conciliación es el cuento chino que nos creímos. La falta de corresponsabilidad social es una barrera, y cuando digo corresponsabilidad social entran los gobiernos, las políticas públicas, las empresas, el trabajo, la falta de flexibilidad laboral, la falta de teletrabajo, la falta de ese cambio de mirada que necesitamos, que cambie la relación entre la vida y el trabajo, entender que la vida no sólo va de trabajar y de producir. Tener tiempo para cuidarte no sólo te está mejorando como persona, te hace feliz y te va a hacer más productivo".
"Hay que reconocer social y económicamente la maternidad, ya que si no se hace, nunca vamos a poder avanzar, siempre vamos a estar atrapadas en esta cárcel de los cuidados".
Has hablado de que la culpa es una barrera que nos aleja del autocuidado, pero también es una consecuencia injusta del mismo. Entonces, ¿cómo gestionamos la culpa que siempre acompaña a las mujeres?
L.B: "Yo siempre digo que cuando te dan a tu bebé te dan también una mochila llamada culpa que te va a acompañar. Precisamente por eso creé el Club de Malasmadres, porque me sentía culpable y necesitaba saber que alguien más se sentía como yo. Hablamos mucho de la culpa también en la gira y hay que aprender a vivir con eso, hay que intentar no escucharla mucho, hay que cambiar el modelo social de maternidad para que, el día de mañana, la mujer no se sienta tan culpable, por elegir ser madre o por elegir no serlo, porque también se sienten culpables las que no son madres. Y, mientras tanto,
¿qué tenemos que hacer? Tenemos que bajar también nosotras la autoexigencia y dejar de darle importancia a cosas que no la tienen tanto, saber que no pasa nada por delegar el cuidado en nuestra pareja, entender que las cosas se pueden hacer de otra manera y que no podemos mantener esa perfección en todas las áreas. Evidentemente, no es nuestra culpa, es la educación que nos han dado, es el modelo que hemos tenido y hasta que todo eso no se vaya cambiando, cuesta mucho, pero cuando te liberas de esa autoexigencia que nos han metido en vena, te vas sintiendo un poco más libre y vas pudiendo dedicarte un poco más de tiempo".
"Tenemos que bajar también nosotras la autoexigencia y dejar de darle importancia a cosas que no la tienen tanto".
¿Qué hace falta para que la conciliación sea real y no una utopía?
L.B: "Yo pregunto, ¿qué pasaría si los políticos y políticas de este país no pudieran pagar por conciliar? Porque a día de hoy la conciliación es un privilegio pagado. Cuando llega el momento verano es un drama para muchas familias que no pueden conciliar y que la única solución que tienen son las abuelas y los abuelos o renunciar con permisos sin sueldos o cogiéndose una excedencia. Hablo de las familias más necesitadas, o si no, pagar el cuidado cogiendo a una cuidadora o cuidador o pagando un campamento con precios desorbitados. El verano es el pico más alto de falta de conciliación. Seguimos con una ley de familias que está en trámite parlamentario que no soluciona el problema de la conciliación, porque realmente no hay políticas públicas que vayan a ser efectivas, seguimos con una directiva europea desde 2019 que aún no se ha transpuesto a España y con unos permisos de cuidado de ocho semanas que por ley deberían ser remunerados que no lo son y que no va a llegar. Desde la Asociación Yo No Renuncio que presido hemos subido nuestras propuestas de enmienda a la ley de familia, hacemos peticiones... las soluciones están, el problema es que falta compromiso y voluntad política. Necesitamos un plan nacional por la conciliación, un Pacto de Estado y que dejen de mirar a otro lado con un problema que es social. Las madres estamos sobreviviendo como podemos y estamos salvando el tema, pero ese no es el camino, porque eso nos lleva a que la maternidad nos penaliza, empobrece a las mujeres, a que luego tenemos unas pensiones más bajas y a que 6 de cada 10 madres renunciamos a nuestra carrera profesional cuando llega la maternidad. La tasa de natalidad cae a niveles de los años 40 y a nadie parece importarle, cuando la clave para mejorar la natalidad en España es la conciliación. ¿A qué esperan a legislar en conciliación? Ahí estamos, todavía luchando, pero por lo menos hemos conseguido que la conciliación y la corresponsabilidad estén en la agenda política y social".
"La tasa de natalidad cae a niveles de los años 40 y a nadie parece importarle, cuando la clave para mejorar la natalidad en España es la conciliación".
Se ha considerado el teletrabajo como una especie de salvación en la conciliación, pero ¿qué hace falta para que sea una ayuda y no una trampa como sucede a veces?
L.B: "Para que el teletrabajo no sea una trampa tiene que venir legislado con flexibilidad horario. De nada sirve que te permitan teletrabajar hoy si tienes que estar de 8 a 5, por ejemplo, y no puedes mover eso. Si yo necesito teletrabajar como medida de conciliación a lo mejor es porque mi hijo o mi hija ha enfermado y tengo que llevarla al médico por la mañana y luego ya, estando pendiente de ella, puedo teletrabajar, pero igual tengo que adecuar un poquito el horario. Si no tienes flexibilidad horaria, ¿de qué sirve que estés teletrabajando? Si al teletrabajo no le quitas ese control y la falta de confianza de nada servirá y, si el teletrabajo no tiene perspectiva de género, tampoco. El empresario tiene que hacer un plan de igualdad que incluya el teletrabajo y analizar la perspectiva de género. También hay empresas que te dicen qué día tienes que teletrabajar, pues mira, eso no es el teletrabajo. Si se ponen tantas trabas al teletrabajo, acaba convirtiéndose en una trampa porque sólo lo cogen las madres para poder sobrevivir. Nosotras somos 10 personas que estamos teletrabajando y se puede, siempre y cuando se quiera y siempre y cuando haya una responsabilidad compartida: tú confías en tus trabajadores y el trabajador confía también en la empresa".
La renuncia es una constante en la vida laboral de muchas mujeres. ¿Cómo podemos cambiar esto de forma efectiva?
L.B: "Yo renuncié a mi carrera profesional para luchar para que ahora ninguna mujer tenga que hacerlo y lo mío no fue una elección libre, yo me vi empujada a renunciar porque tenía unos horarios infernales, porque no había flexibilidad horaria, porque no se entendía que tú tuvieras que cuidar...y porque las trabas que te ponen son tan grandes que se convierte en un techo de cristal a la maternidad y te empujan a renunciar. Es una responsabilidad social y de Estado frenar esa renuncia y hay que apoyar a las empresas. La primera petición que hicimos en 2015 cuando pasamos al activismo social y político fueron incentivos fiscales para pymes que implanten jornadas continuas con flexibilidad horaria, hay que incentivar a las empresas que lo hagan bien y hay que trabajar por un marco como la ley de familia, pero que realmente proteja a las familias. Las verdaderas trampas de la conciliación son la reducción de jornada y la excedencia, o sea, ¿por qué tú tienes que cobrar menos cuando estás trayendo vida y estás generando un bienestar social y un bien común? El 95% de las reducciones de jornada son de mujer y, hasta que esto no se cambie, es muy difícil. Se debe frenar también con la corresponsabilidad en el hogar, los hombres tienen que dar un paso al frente y tienen que corresponsabilizarse en los cuidados. Según los datos del CIS en febrero de 2024, las mujeres seguimos haciendo el doble en casa... ¿cómo no vamos a renunciar? El problema de la conciliación es que, realmente, no hay una fórmula mágica y una medida única, sino que necesita un compromiso de todos los ministerios. Hay una frase que se oye mucho cuando una madre lucha en su trabajo por una reducción de jornada, por una flexibilidad horaria o una adaptación de jornada (que se supone que es por ley y cada día se deniegan estas cosas a las madres) y es la de "qué pasa, ¿que queréis trabajar menos?" A lo mejor queremos trabajar menos horas, claro, porque estamos criando al mismo tiempo. El gran problema es no reconocer el trabajo reproductivo como trabajo".
"Las verdaderas trampas de la conciliación son la reducción de jornada y la excedencia".
Laura, ¿qué dirías tú que te ha regalado la maternidad en estos años?
L.B: "La maternidad me ha regalado lo más grande de mi vida. Hay un juicio externo en el que parece que si te quejas, aunque no es quejarse, es reivindicar espacio propio, tiempo propio, una maternidad más apoyada, si lo haces, parece que quieres menos a tus hijos y de ahí nace el sentimiento "malamadre", pero ves que es compartido por muchas mujeres y eso te hace sentir menos sola. A mí, ser madre me ha hecho mejor persona, porque es un acto de generosidad tan grande y un viaje que te pone en otro lugar, que te hace ver lo realmente importante, un viaje en el que tú luchas por seguir con tu carrera profesional y te das cuenta de que quieres tiempo de estar presente con tus hijas. Mis hijas son mi anclaje a la tierra, son mi casa, mi refugio".
"A mí ser madre me ha hecho mejor persona".
Y, ¿cómo podemos cada uno de nosotros cambiar esa imagen idealizada de la maternidad?
L.B: "Diciendo cómo nos sentimos. Malasmadres ha roto el tabú de decir, con mucho humor, cómo te sientes y contarlo y no pasa nada por decir que un día te ha sobrepasado. Las que tenemos influencia y la responsabilidad de una comunidad debemos hacerlo, porque yo creo que ha hecho mucho daño mostrar sólo una cara de la maternidad, sólo lo bonito, porque si la gente sólo ve esa parte, las mujeres se sienten muy solas. Los motivos por los que yo creé en su día Malasmadres siguen pasando. Hay que mostrar la maternidad sin filtros, la maternidad real. También hay que respetar todas las maternidades y no creer que la nuestra es la única válida. Cada una lo hace lo mejor que puede y nosotras abrazamos todas las maternidades".
"Hay que respetar todas las maternidades y no creer que la nuestra es la única válida".
Periodista especializada en parenting y familia, educación y salud. También tengo un largo recorrido y disfruto escribiendo sobre belleza y moda femenina.
Me encanta comunicar, contar historias e informar, por eso me decanté por el periodismo, pero también porque disfruto aprendiendo cada día.
Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y compaginé después mi faceta profesional con el estudio de un máster especializado en periodismo multimedia. Desde entonces he pasado por diversos medios, seguí formándome y amplié mi pasión por el mundo online estando al frente de las webs de revistas como Ser Padres y Mía, entre otras.
Soy amante de la lectura, la poesía, me encanta viajar, descubrir y, sobre todo, disfruto si mis artículos ayudan a los lectores a solucionar dudas y a hacer su día a día un poquito más ameno y fácil.