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El cuidado de los hijos y las responsabilidades familiares son todo un reto. Pueden ser de lo más gratificantes, pero también suponen un esfuerzo, entrega y dedicación que conllevan un gran desgaste, por eso, es importante cuidarse y dedicarse un tiempo a una misma para poder estar mejor. Son muchas las mujeres que acaban padeciendo el denominado Síndrome de Wendy.
La culpa, esa sensación que acompaña constantemente a lo largo de la maternidad, es una de las principales responsables de que muchas mujeres no destinen un tiempo para ellas mismas, para hacer algo que les guste, para cuidarse, hacer ejercicio o hacer alguna actividad de ocio que les permita conectar con ellas mismas. Parece que hacerlo nos hace sentir egoístas, pero nada más lejos de la realidad: para cuidar hay que cuidarse y para querer bien hay que quererse a una misma. Dedicar un tiempo para el autocuidado no sólo es fundamental, también es beneficioso para el cuidado de los hijos y para el buen funcionamiento de la familia.
Qué es el Síndrome de Wendy y quién lo padece con más frecuencia
El Síndrome de Wendy es una conducta que puede llegar a ser muy perjudicial que se manifiesta en una necesidad absoluta de satisfacer y complacer al otro, principalmente a la pareja y a los hijos. Tal y como exp0lica la psicóloga sanitaria y vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, Mercedes Bermejo, el síndrome de Wendy no está reconocido como ningún trastorno o patología en las clasificaciones internacionales: "A nivel popular, a través de algunas publicaciones tanto de habla inglesa como española, se ha venido hablando sobre este síndrome. Aparece como una influencia, no solamente cultural y social, también familiar, donde está mucho más presente entre mujeres, donde, de alguna forma, se establecen mandatos familiares y patrones sociales en los que las mujeres están más obligadas a cuidar, a complacer a los demás e incluso, en ocasiones, en detrimento de su propio bienestar. Dentro de las raíces de este complejo hay que tener en cuenta todas las influencias del entorno que tienen que ver con las expectativas sociales y los roles de género que han hecho que se perpetúen este tipo de comportamientos".
En cuanto a quién padece el Síndrome de Wendy con más frecuencia, la respuesta es la que imaginamos: las mujeres. "Efectivamente aparece con más frecuencia en las mujeres que están a cargo de menores, pero también en terapias de pareja. Son mujeres muy complacientes que culturalmente han crecido con estos valores, con estos mandatos de cuidar y hacerse cargo, de hacer un sacrificio porque todo requiere un esfuerzo, de estar al servicio de otros, puede ser de parejas o también de los propios hijos. Son personas que, en ocasiones, también tienen dificultades para decir que no, tienden a asumir responsabilidades excesivas y necesitan mucho reconocimiento y aprobación por parte del otro, hay una codependencia y esa búsqueda de reconocimiento y de poder complacer al otro también van unidos al sentimiento de culpa, que genera también dependencia en el otro. Esta necesidad de complacer tiene que ver con el miedo a ser abandonado, el miedo a la soledad y el miedo a no tener la suficiente autonomía".
Cómo evitar el Síndrome de Wendy
Para evitar el Síndrome de Wendy y ser capaz, también, de cuidarse a uno mismo, es importante, en primer lugar, tomar conciencia del problema y, en segundo lugar, es necesario un trabajo profundo de la mano de un profesional de la psicología para poder acompañar en el proceso: "Detrás de este problema hay falta de confianza en uno mismo, falta de autoestima y es necesario trabajar para poder empoderar a la mujer en toda esta parte del autocuidado, del permiso, de clarificar cuáles son los roles que se han establecido dentro de la familia y entrenar la asertividad, el poder decir que no, el poder poner límites al otro. Hay que lograr entender que el amor y los vínculos no se generan solamente a través del sacrificio y del sufrimiento, sino también al compartir y disfrutar mutuamente", explica la psicóloga.
Consejos más importantes para cuidar a tus hijos sin descuidarte tú
Como decíamos al principio, para cuidar y que los demás estén bien, nosotros también debemos estar bien, eso es clave y para conseguirlo "hay que desarrollar una serie de estrategias para poder encontrar ese equilibrio entre la satisfacción que genera el cuidar a los demás, pero sin descuidarse a uno mismo. Es importante poder identificar diferentes patrones o situaciones donde se priorizan las necesidades de los demás. Hay veces que ponemos toda nuestra energía y nuestra identidad en nuestro rol, por ejemplo, maternal o nuestro rol como pareja y descuidamos otro tipo de roles", asegura Bermejo.
Para cuidar a los hijos sin descuidarse a una misma aprender a decir que no y poner límites es fundamental, cosa que, sobre todo a las madres, puede llegar a costa. Además, hay que saber lidiar con el sentimiento de culpa: "Tenemos que aprender a decir que no sin sentir culpa y eso también es parte de la educación de los hijos. Es muy habitual ver en madres el sentimiento de culpa, que parece que tienen que estar 24/7 y tener disponibilidad absoluta. Eso no implica un amor incondicional, el amor también se puede transmitir desde los límites, desde el no y desde el autocuidado. Siempre le digo a las mamás que en el momento que ellas se cuidan y ponen límites, están enseñando a sus hijos a que también se puedan cuidar y puedan priorizar su salud mental y su salud física sin sentir culpa", explica la experta.
Aprender a delegar y a compartir responsabilidades también es otra tarea pendiente: "Dar una sensación de cara a los hijos de que somos sirvientas o esclavas tampoco es un buen referente para ellos. Es importante desarrollar la autoestima valorando los logros y fomentando una autoimagen positiva, expresando también las necesidades propias. Hay que escuchar nuestro propio cuerpo, poder delegar, incluso, en los propios hijos ciertas responsabilidades para darles autonomía y no caer tanto en esta tendencia a la sobreprotección, delegar en la pareja o en otro tipo de cuidadores, lo que también enriquece las relaciones y los vínculos, buscar redes de apoyo en contextos de ocio, hobbies y otro tipo de actividades donde se hacen relaciones mucho más igualitarias. Es importante la autonomía, la autoimagen, el autoconocimiento y el poder pensar en una misma sin sentirse egoístas", concluye Bermejo.
Periodista especializada en parenting y familia, educación y salud. También tengo un largo recorrido y disfruto escribiendo sobre belleza y moda femenina.
Me encanta comunicar, contar historias e informar, por eso me decanté por el periodismo, pero también porque disfruto aprendiendo cada día.
Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y compaginé después mi faceta profesional con el estudio de un máster especializado en periodismo multimedia. Desde entonces he pasado por diversos medios, seguí formándome y amplié mi pasión por el mundo online estando al frente de las webs de revistas como Ser Padres y Mía, entre otras.
Soy amante de la lectura, la poesía, me encanta viajar, descubrir y, sobre todo, disfruto si mis artículos ayudan a los lectores a solucionar dudas y a hacer su día a día un poquito más ameno y fácil.