Muchas veces las producciones alemanas de ZDF son sorprendentemente entretenidas gracias a tener una historia original, el buen hacer de los actores, las imágenes agradables o la música encantadora. Pero esta Vuelta a casa es una de esas películas que hacen que el género tenga críticas tan desfavorables. La trama es predecible, algunos de los actores no se creen su trabajo, la música es exagerada y la historia se compone de escenas que ya hemos visto mil veces: una joven que deja su casa después de una experiencia traumática; un amor de la niñez que se enciende de nuevo cuando ella regresa; una hermana menor que estuvo celosa de la mayor toda su vida; y finalmente, un sombrío secreto familiar.
La película de La 1 para esta tarde más o menos es así: Ellen es una diseñadora de muebles de Estocolmo que se culpa desde hace años de la muerte de su madre. Sus padres eran constructores de yates de lujo. Pero un accidente desencadenó la tragedia y Ellen abandonó el lugar, incapaz de enfrentarse a la pérdida, y desde entonces también su padre perdió todo el entusiasmo por la vida.
Ellen recibe la visita de su tía Kari, que le dice que su padre quiere vender la empresa que antaño fue su orgullo y alegría. De modo que conduce a la casa familiar para evitarlo. Lo primero que se encuentra al llegar es al médico de la isla, el hombre al que abandonó cuando escapó apresuradamente de allí. Lennard ahora es el prometido de su hermana y quieren casarse cuanto antes para mudarse a Gotemburgo, donde Bibi quiere comenzar su propio negocio como diseñadora de interiores. Tienen la intención de que su padre, Stellan, les acompañe para que pueda empezar una nueva vida.
La familia se fragmenta
Ellen quiere salvar la empresa y acepta el encargo de un atractivo hombre de negocios, al que propone uno de los antiguos diseños de su madre. Inmediatamente Stellan se entusiasma con el proyecto.
Además entre Ellen y Lennard vuelve a surgir una chispa y su hermana cancela la boda y asegura odiar a Ellen, como es natural.
En estas producciones, a veces basta con el buen trabajo de los actores para dar aire fresco, pero no es el caso de Vuelta a casa. Entre los protagonistas no hay química. El único actor realmente interesante es Stefan Gubser, (Stellan, el padre de Ellen). Tras poner fin a su carrera como comisario de Lucerna, en la serie policiaca Tatort, el actor suizo ha encontrado un hueco en estas producciones y se espera que se convierta en uno de los actores recurrentes en las películas alemanas. Aquí es el único que consigue dar cierta profundidad a su personaje, que se mueve desde la tristeza melancólica hasta un nuevo espíritu de optimismo. No ocurre lo mismo con a tía de Ellen, Kari, que tiene que aportar información constantemente. En la primera escena se dirige a Stellan como "querido cuñado" para que quede claro. Aunque quien conozca al director, Udo Witte, que ha dirigido un buen puñado de películas de Lindström, puede imaginar que aún queda un último secreto por saberse.
Sin duda una película excelente para echarse en el sofá después de comer.
Inga Lindström: Vuelta a casa (Heimkehr)
Alemania, 2019. Director Udo Witte.
Intérpretes: Isabell Polak martin Bretscheneider, Anna von Haebler, Stefan Gubser, Regula Grauwiller, Roman Roth.