Bebé que tiene el sueño invertido
En sus primeras semanas de vida, muchos bebés se despiertan varias veces por la noche o les cuesta mucho conciliar el sueño, mientras que por el día duermen a pierna suelta. Es totalmente normal y tiene una explicación clara: como en el vientre materno no existe el día ni la noche, el bebé, al nacer, no distingue entre ellos.
Por lo general, en torno a los 2 meses sus patrones de sueño empezarán a establecer una relación con el ciclo luz-oscuridad y hacia los 3 o 4 meses su cerebro estará lo bastante maduro para adaptarse a ellos, por lo que la situación comenzará a cambiar.
Qué puedes hacer
Lo primero es respetar su ritmo natural, él se irá regulando poco a poco. Pero sí puedes poner en práctica algunas pautas para facilitar la adaptación más adelante, cuando esté preparado.
- Por el día lleva su cunita al salón, para que se habitúe a la claridad exterior y a los ruidos habituales de la casa. Por la noche trasládala al dormitorio, que tiene que estar completamente a oscuras y en silencio.
- Procura que las tomas nocturnas sean distintas a las diurnas: dáselas en penumbra y no las alargues. Durante el día dedica a las tomas más tiempo y finalízalas con juegos, arrumacos, canciones... Así irá percatándose de la diferencia entre la noche y el día.
- Introduce un ritual de buenas noches en su jornada, que le marque la diferencia entre la vigilia y el descanso (el baño, la última toma, una nana...). Esta rutina, que debe ser siempre igual, le proporciona seguridad y le facilita la conciliación del sueño. Por eso debes mantenerla, con algunas variaciones a medida que crezca, durante toda su infancia.